“You have to learn the rules of the game. And then you have to play better than anyone else.”
Albert Einstein
El arte de diseñar el vestuario en cine es una colaboración que maximiza las realidades y en la historia grandes diseñadores de moda siempre han trabajado en conjunto con directores en pro de una obra de grandes magnitudes que no deje ningún detalle suelto. Como ejemplo perfecto de esta poderosa comunión entre disciplinas tenemos un clásico del cine de época, The Leopard dirigida Luchino Visconti, cinta que es sin duda una de las proezas cinematográficas mejor logradas estéticamente dada la dificultad para recrear la opulencia aristocrática de la Italia del siglo XIX. Para este épico film fue Piero Tosi el encargado de crear el vestuario, la calidad de Tosi lo llevó a ser nominado 3 veces al Oscar, todas ellas por películas de Visconti. Por ora parte Coco Chanel creó el vestuario para “Port of Shadows” (1938), película perteneciente a la época dorada del realismo francés dirigida por Marcel Carné, a su vez, Yves Saint Laurent diseñó el vestuario para “Providence”(1977) del tutor de la Nouvelle Vague, Alain Resnais. Salvador Dalí incluso confeccionó algunas prendas cortando vestidos Chanel a tijera libre para las míticas escenas de sueños realizadas por el pintor para “Spellbound”(1945) de Alfred Hitchock.
En 1984 Jean-Paul Gaultier lanzó su colección And God Created Man, título que es la antípoda de And God Created Woman, cinta de culto bajo la dirección de Roger Vadim que convirtió a Brigitte Bardot en estrella internacional, con este proyecto Gaultier dejaba ver por primera vez su afición por la cinematografía. Cinco años después realizaría su primera incursión diseñando para una producción de la más alta refinación, Peter Greenaway lo invitaría a trabajar con él en su sexto largometraje, The Cook, the Thief, His Wife & Her Lover.
Gaultier tuvo otros acercamientos con el séptimo arte, como la fructífera relación con Pedro Almadovar que produjo: Kika, Mala Educación y La Piel que Habito. Trabajó junto a Jean-Pierre Jeunet en 1995 y con Luc Besson en 1997, diseñando el vestuario para “El Quinto Elemento”. Pero ninguno de estos ejemplos es comparable con el resultado logrado con Greenaway, donde las creaciones del diseñador francés ofrecen el contexto social necesario para validar los sucesos en la pantalla.
The Cook, the Thief, His Wife & Her Lover (1989), es excentricidad encarnada, una historia en un ambiente de erotismo, elegancia, manjares culinarios y muerte. Durante la historia la temperatura de color así como la elegante vestimenta cambiará en sincronía con el momento emotivo de la narración siendo el color rojo la dominante de color que ofrece un toqué de vértigo a las escenas. Se pasa atravesando escenarios del rojo terciopelo de paredes y alfombras, al blanco cegador de un elegante baño, hasta llegar al verde esmeralda con brillos dorados de una cocina.
La cuestión espacial es un factor perfectamente diseñado para permitir apreciar la espectacular estética del film, los escenarios fueron articulados en linea recta sobre el eje horizontal permitiendo el movimiento libre de la cámara durante el traveling de costado a costado, en el film tampoco existe la cuarta pared y tal como en el teatro miramos sin ningún estorbo frontalmente toda la película, la única diferencia con el universo teatral es la posibilidad de adentrarse y alejarse en primera persona gracias al dolly. Un aristocrático ejemplo de Mise–en–scène de excelencia.
Gracias a su relación con el cine a lo largo de su carrera, Jean-Paul Gaultier tuvo el gran honor de ser elegido miembro del jurado principal en el Festival de Cannes en 2012.
