Vivímos en tiempos agitados, el miedo, la incertidumbre, la ansiedad y otros síntomas propios del aislamiento se suman al temor y a la inminente vulnerabilidad, la constante sobredosis de información nos pasonea en un continuo delirio donde nuestra identidad se diluye en el scroll de opiniones y argumentos que parece apelar más al odio que a la empatía. Por suerte, no todas las opiniones o propuestas son textuales, una gran cantidad son sonoras, y utilizan el poder de las vibraciones para sanar y conectar, para estimular la frecuencia alfa y facilitar la introspección, la la paz interior, y la propia interpretación. Este es el caso del mexicano Bob Clynes.

Su lanzamiento para el sello OTONO, +Mist (2019), sumado a sus constantes actos en vivo, donde se vale de un sistema híbrido de hardware y software, han conseguido posicionar su música como una propuesta real y sin máscaras. Bob se presenta y hace lo que mejor sabe hacer; deslizar ambientes, conectar paisajes, diseñar texturas que envuelven al oyente en una constante búsqueda entre el placer de crear y el gusto por vincular; el sonido como lenguaje, la vibración como vocabulario.  

Su más reciente material, Música para dormir Vol. 1, editado por el sello Unos Quantos, es una propuesta que invita a la autoexploración, un viaje al interior del terreno onírico, aquellos sectores no cartografiados que exponen las rutas a nuestros deseos y angustias.


El material se divide en cuatro temas, los dos primeros construidos como reguladores que nos equalizan en la modalidad precisa para recibir el track 3 y 4, diseñados para estimular los sueños, guías que nos orientan en dirección a nuestros anhelos. Cada tema tiene una duración de 12 minutos, es interesante conocer que el doce es el número que define al tiempo, el principal dios y verdugo del humano, el axis de su existencia; los 12 meses del año, las 24 hrs. del día divididas en dos meridianos, los 60 minutos de una hora repartidos en cinco grupos de 12…y así hasta el fin de los tiempos. Nos encontramos frente a una conceptualización estricta y armónica que fluye durante 48 minutos.

La primera parte del disco abre con “Tú eres”, el ambiente penetrante que cuela la nostalgia, el piano que intercala variantes atonales relaja la actividad muscular, las ondas cerebrales se vuelven más lentas e ingresamos a los primeros paisajes del sueño. Para el segundo tema sentimos la presencia de “Otro yo” y nos sumergimos en un lugar oscuro y placentero, las ondas Delta se apoderan de nuestro sistema operativo y entramos al modo automático donde la conciencia no logra distinguir entre sueño y “realidad”, las notas se desplazan en intervalos cardíacos que sincronizan con la respiración.

Para este momento llevamos 24 minutos bajo el compuesto de liberación prolongada y podemos acceder a la segunda parte. El tercer track, “Yo soy”, se encuentra en las profundidades de nuestro océano de sonido, órganos y secuencias procesadas que estimulan el descanso físico como psíquico, la presencia de imágenes construidas por nuestro subconsciente son una premonición del plot a continuar. El tema final “Otro tú”, se encuentra situado en el fondo de nuestra esencia, en este momento el guión de nuestros anhelos cobra vida; al estar en modo automático, la reacción muscular no existe y solo así es posible encontrar respuestas a nuestra propia naturaleza.

Es un disco interesante que busca abrir o facilitar rutas hacia la paz interior y la reflexión, un refugio a través de los sueños… Se dice que el opio es una droga que se disfruta en lo onírico, que se fuma para dormir y tener control de los eventos pasados, presente y futuros que se susciten en la película de nuestro subconsciente… Música para dormir Vol. 1 me parece una analogía del ingreso a nuestro sistema operativo con un disco duro externo para poder sanar.   

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